Los empleados públicos de la Xunta que accedan al teletrabajo y a las modalidades de flexibilidad horaria quedarán sujetos a unas condiciones más estrictas de lo planteado inicialmente. La clave está en las instrucciones que desarrollan la orden de diciembre pasado, y que según los sindicatos desvirtúan las reglas de juego originales que Vicepresidencia y Facenda diseñaron para estas demandas históricas del funcionariado gallego.

En el caso del desempeño laboral desde el domicilio, las instrucciones obligan a fichar en un momento determinado del día y delimitan un horario de presencia obligada, lo que impide al trabajador organizarse libremente para cumplir sus objetivos. Se trata de una opción restringida como máximo a 2.640 empleados que ocupan puestos específicos: elaboración de informes, estudio y análisis de proyectos, asesoría, redacción y tratamiento de documentos, traducción, gestión o diseño de sistemas de información e introducción de datos. Son puestos que no requieren la presencia física del empleado, pero las instrucciones que regulan el teletrabajo obligarán a ese personal a seguir prácticamente el mismo horario de los que están en las oficinas de la Administración.




Por ejemplo, dispondrán de 10 minutos para fichar en su ordenador al inicio y remate de la jornada, a través de la tarjeta de acreditación kronos, con la que la Xunta controla el cumplimiento de horarios en Xustiza y la Administración general. Además, deberán estar disponibles en los mismos tramos horarios que el resto de los trabajadores: entre 7.45 y 15.15 horas en el modo general, y de 9 a 14.30 horas, en el flexible (que permite al empleado organizarse para completar 10 de las 37,5 horas laborables semanales). El sindicato CSIF objeta en sus alegaciones que, al introducir condicionantes que no estaban en la orden, la Xunta da un vuelco al concepto del teletrabajo.

Fuente: La Voz de Galicia