04 Mar 2013 | 09:29h
El ingenio de un boirense fue capaz de idear once patentes mundiales
Guardiola, el entrenador que motivaba a sus jugadores con el vídeo de Gladiator, tiene un hueco en el despacho de José Manuel Mato, a quien también inspira. De sus paredes cuelga su foto y una frase que viene a decir que la suerte más grande del mundo es trabajar en lo que uno ama. El dicho le viene como anillo al dedo a este boirense que ha ideado once patentes mundiales y a quien Coca Cola o Repsol le hacen encargos. Ahí es nada. Levantó Talleres Lacambra en el polígono de Picusa, Padrón, y allí pasa hasta dieciséis horas al día, sin mirar el reloj, porque el trabajo para él es como una afición. Está especializado en la construcción mecánica industrial.
Aunque no cursó la carrera de ingeniería, es consciente de que tiene los mismos conocimientos que si hubiera pasado la vida con los codos pegados a una biblioteca. Creció en el taller mecánico de sus padres, en Cespón, y hace nueve años que desarrolla su talento a unos treinta kilómetros de allí, en un una nave fría, pero acogedora, y donde no sobra ni una sola pieza, ya que hasta tiene parte de un misil americano.
El apellido de este genio, como le llaman cariñosamente en su familia, no es Lacambra, pero decidió que su taller lo luciera en el rótulo de la entrada por una cuestión sentimental. Así se conocía a su maestro, el jefe de calidad de piezas de un negocio en el que se formó en Barcelona. «Aínda temos contacto», asegura.
Máquinas para limpiar piezas industriales -una especie de lavadoras a gran escala-, o un aparato que fabrica cuerdas para el cultivo de mejillón forman parte de sus creaciones.
José Manuel Mato tiene 48 años y millones de proyectos en la cabeza, con los que podría asombrar al mundo. Las ideas brotan como por arte de magia de su mente y aunque el talento suele llevarse en las venas, lamenta que a sus dos hijas no les haya interesado tanto su profesión como para seguir sus pasos. Quizá sus nietos le cojan el testigo.