La contribución comarcal a la riqueza gallega está en manos de ocho comarcas: por este orden, A Coruña, Vigo, Santiago, Ourense, Lugo, Pontevedra, Ferrol y Barbanza. Así consta en el Informe Ardán 2014, que detalla que estas zonas generan el 75% del valor añadido bruto (VAB) de la economía gallega. Además, agrupan el 77% de la población ocupada, según el mismo documento. Las diferencias entre el norte y sur de Galicia aumentaron en 2012 por la caída en la producción de PSA Peugeot Citroën, que actuó de efecto arrastre sobre algunas industrias de componentes, así como por el parón del sector naval.

La comarca de A Coruña, con Inditex como buque insignia, genera casi el 40% del VAB de Galicia, muy por delante de Vigo, que se queda con el 15,57% del total. Por ingresos, la diferencia es menor pero aún considerable. El entramado empresarial de la comarca coruñesa ingresó el 33,4% de todas las ganancias de las empresas muestreadas, frente al 20,23% que correspondió a Vigo.

En el caso de A Coruña, cuatro de las cinco actividades económicas que actúan de locomotora están vinculadas al textil y al gigante de Arteixo fundado por Amancio Ortega y Rosalía Mera. Son los sectores minoristas de prendas de vestir en establecimientos especializados, mayoristas de prendas de vestir y calzado, actividades de diseño especializado y depósito y almacenamiento. El único sector que destaca al margen del gigante de Arteixo es el de servicios técnicos de ingeniería y otras actividades relacionadas con el asesoramiento técnico.
En el caso de Vigo predomina la producción de vehículos por PSA, los fabricantes de componentes, el transporte de mercancías por carretera, la reparación y mantenimiento naval y la pesca.




La tercera comarca que más riqueza genera, Santiago, centra su actividad en la producción de energía eléctrica de origen eólico, la fabricación de chapas y tableros de madera (por Finsa principalmente) o las actividades hospitalarias.

Durante la presentación del Informe Ardán 2014, ayer, los economistas responsables del estudio destacaron que la situación actual de la economía ha cambiado respecto a los primeros años de crisis. Tras el crac bursátil de 2008 y el posterior estallido de la burbuja inmobiliaria en España, los ingresos se desplomaron y, de inicio, el Gobierno apostó por echar mano del gasto para compensar la caída de la inversión privada (con Zapatero). Pero ahora las cosas han cambiado. "Hay un desacople entre el sector público y el privado muy evidente", expuso el profesor Santiago Lago, coordinador del informe. Ahora son las empresas las que están empujando la actividad económica. El problema es cuánto tiempo puede durar esta situación en un escenario de caída de la demanda interna y del poder adquisitivo. Tanto Lago como el economista Albino Prada apostaron por abandonar la estrategia de la deflación interna „vía devaluación salarial„ y recorte del gasto público. "Es inconveniente continuar con la devaluación salarial", expuso Prada, debido precisamente a la caída del gasto de los hogares, que tampoco se ve compensado a día de hoy por un empuje fuerte de las exportaciones.

Fuente: La Opinión de A Coruña