07 Jan 2014 | 09:45h
La crisis y el envejecimiento agravan la dependencia gallega del Estado
El endémico problema demográfico que azota a una Galicia cada vez más envejecida y la gigantesca destrucción de empleo propiciada por la crisis más larga de la democracia han generado en la comunidad gallega un cóctel socialmente explosivo. El resultado de combinar ambos ingredientes es que un tercio de Galicia es económicamente improductiva. O, dicho de otro modo: 325.249 hogares gallegos, el 31,29 % del total, tienen como única fuente de ingreso una prestación pública, bien sean jubilaciones, como sucede en la mayoría de los casos, bien una prestación por desempleo. Desde que se inició la crisis en el 2007, el número de familias que tienen como única fuente de ingreso el pago de una pensión o un subsidio por desempleo ha crecido en 50.000.
Los datos se incluyen en la última Enquisa de Condicións de Vida das Familias Galegas, divulgada a finales de diciembre por el Instituto Galego de Estatística (IGE).
El intenso envejecimiento poblacional y la destrucción de empleo han alterado sobremanera la proporción entre quienes aportan al sistema y quienes se benefician de él.
Los últimos balances actualizados por el Ministerio de Empleo muestran que en Galicia hay 1,2 cotizantes en activo por cada pensionista -por dos en España-, una relación similar a la que existía hace doce años. Es decir, la comunidad es cada vez más dependiente de la caja única de la Seguridad Social.
Ante la radiografía que traza el IGE sobre los ingresos de los hogares gallegos surge la pregunta obligada de cómo es posible que una comunidad aguante con un tercio de sus habitantes improductivos y dependiendo de la solidaridad estatal. Los expertos consultados coinciden en señalar varios factores: desde el peso de la economía sumergida hasta el papel que desempeñan las finanzas domésticas rurales en la provisión de alimentos básicos.
Fuente: La Voz de Galicia