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Los salarios reales cayeron en Galicia un 11,5 % en tres años
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21 Oct 2013 | 12:27h
Los salarios reales cayeron en Galicia un 11,5 % en tres años
La purga fue tremenda. En solo tres años, los comprendidos entre los últimos trimestres del 2009 y el 2012, doce de cada cien asalariados gallegos perdieron su empleo. Exactamente, 105.200, según la EPA. Son, sin duda, las principales víctimas del tsunami que arrasó el mercado laboral. Pero el trienio tampoco ha sido un período feliz para los 787.100 trabajadores por cuenta ajena que, a finales del año pasado, aún conservaban sus puestos de trabajo en las empresas de la comunidad autónoma. La crisis de demanda, por un lado, y las políticas aplicadas para hacerle frente, por otra parte, propinaron un hachazo a sus nóminas. Los salarios nominales bajaron en Galicia un 4,2 % por término medio en los tres últimos años. Y los salarios reales, los que cuentan a la hora de llenar la cesta de la compra, se desplomaron un 11,5 %. El purgante que receta el FMI -rebajar los salarios una décima parte- ya lo han ingerido, con sobredosis, los trabajadores del noroeste peninsular.

Las nóminas gallegas, además de ser notablemente más flacas, han encogido en mayor medida que las del resto de España. El trabajador medio gallego percibió en el 2009, por todos los conceptos salariales -sueldo ordinario, complementos, horas extraordinarias...-, 20.958 euros brutos. El español, en promedio, un 7,3 % más: 22.489 euros. Tres años más tarde, en el 2012, ambos cobraban menos. La remuneración media en el conjunto de España había bajado un 2,4 % y el salario real se había achicado un 9,5 %. Recorte este varios puntos inferior al experimentado en Galicia. La brecha salarial se había agrandado. El asalariado gallego percibió el año pasado, por término medio, 20.075 euros. La media española se situó un 9,3% por encima: 21.948 euros.




En resumen: costes salariales -y laborales- más reducidos y que descienden a mayor ritmo que en el resto de España. Los apóstoles de la devaluación salarial deberían explicar, por coherencia con sus ideas, en qué se traduce esa supuesta ventaja competitiva que adorna a la economía gallega.

Fuente: La Voz de Galicia