04 Apr 2013 | 11:44h
Prohibición al mejillón por marea roja
No es del calibre del episodio que en el 2010 colocó a los bateeiros ante la marea roja más virulenta de la historia, pero es, desde luego, importante. Y, a tenor de su comportamiento, de lo más farisea que se ha presentado en mucho tiempo.
La toxina lleva en aguas gallegas desde antes del día 13 del mes pasado, cuando se cobró sus primeras víctimas: todos los polígonos de Portonovo y alguno de Bueu cerrados por lipofílicas. Desde entonces, espaciaba sus muescas, un polígono el día 15, dos en Muros el 20; otros dos el 28... Hasta ayer, que irrumpió con fuerza y barrió todas las Rías Baixas, hizo notar su presencia en las Altas y obligó a decretar la clausura de 26 polígonos de bateas; en el caso de 8 se hizo de forma efectiva y en el de 18 de manera cautelar, aunque, finalmente, 11 de estos últimos se confirmaron -y se hicieron efectivos-, mientras que los 7 restantes están pendientes de que hoy se conozcan los resultados de los análisis.
En definitiva, que el 80 % (44 de 54) de los polígonos de bateas que hay en Galicia están vedados a la extracción de mejillón. Solo se libran del cierre los viveros de Sada, en la ría de Ares-Betanzos, los de Vilagarcía y seis de los siete que hay en A Pobra.
Desde el Intecmar (Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño), señalan que el episodio de toxina lipofílica (antigua DSP, diarreica) aún está en fase ascendente y no hay muestras todavía de que se haya estabilizado.