Sigue siendo, en muchos casos, un trabajo para toda la vida. Y esa garantía es hoy un privilegio superlativo. Sin ninguna duda. Pero las condiciones laborales de los empleados públicos y sus retribuciones tienen ahora poco que ver con las de hace tres años. En este tiempo, han acumulado recortes salariales y restricciones que serán ampliadas con nuevas leyes y órdenes en marcha para evaluar de forma individual su rendimiento o imponer su movilidad forzosa.
Es solo una parte de las reformas que la Xunta está impulsando en paralelo a la supresión de puestos. Algunos, ocupados por personal temporal al que no se ha renovado el contrato. Otros, vacantes cuya amortización cerrará las puertas a centenares de interinos. En medio de estos ajustes, la Administración ofertará la jubilación parcial a 3.000 trabajadores del personal laboral con más de 61 años. Las plazas que ocupan irán desapareciendo cuando los que se acojan a esa medida cumplan los 65.

Fuente: La Voz de Galicia