Esta percepción se impone en la sociedad, sin que la alteren factores como las simpatías de los gallegos hacia un partido u otro. Así, los porcentajes de los que consideran la corrupción como algo que está extendido a toda la clase política superan el 80 % entre los electores de los cuatro partidos con representación parlamentaria: PP, PSOE, Alternativa Galega de Esquerda (AGE) y BNG.
Es más, una de las conclusiones más elocuentes del sondeo es que la proporción de los que comparten esa idea es menor en los entrevistados que revelaron que en las autonómicas votaron al PP (80,9 %) que entre los que optaron por PSOE (87,2 %), AGE (87,8 %) y BNG (90,9 %). Esto relativiza las conjeturas sobre un mayor interés de los simpatizantes del PP en ampliar el foco para que no apunte solo a ese partido. El sondeo revela que, al contrario, son los electores del resto de las fuerzas los que en mayor medida suscriben esa tesis. Aunque la moderación de los votantes del PP también puede ser interpretada como una menor desconfianza en los políticos. Con todo, el mayor porcentaje de los consultados que rechazan que la corrupción esté generalizada en este ámbito se da entre los electores de AGE (12,2%), no entre los del PP (11,7 %).