03 Mar 2014 | 11:39h
El precio del alquiler en Galicia comienza a contenerse tras diez años sin parar de subir
El pinchazo del boom del ladrillo, una de las raíces de la crisis, frenó en seco la construcción de nuevos inmuebles y la venta del elevadísimo stock de viviendas vacías, que buscaron en el alquiler una salida alternativa, como ocurrió también con buena parte de los pisos comprados en la época de bonanza a modo de inversión. Y ahí está una de las claves de que, a diferencia de las ventas, los precios de los arrendamientos hayan crecido hasta hace muy poco. De hecho, no hay que remontarse mucho para notar los primeros descensos. Hace menos de un año, en abril de 2013, cuando, según el Índice de Precios al Consumo (IPC), el alquiler en España sufrió su primera variación anual a la baja, del 0,1%. El signo negativo no cambió desde entonces, con poquísimas excepciones en el conjunto de las comunidades. Galicia es una de ellas. Las estadísticas del INE reflejan un encarecimiento constante, pero, eso sí, de una forma mucho más contenida y frente a los números que manejan las firmas inmobiliarias, con 2013 como un ejercicio ya de abaratamientos "leves".
Las últimas actualizaciones del IPC constatan en la región un alza anual en los contratos del 0,8% tanto en diciembre como en enero. Por debajo de un punto, toda una novedad, y de los porcentajes más bajos de la serie, que va hasta 2002. Al cierre del año pasado, además, hubo una caída mensual. Muy pequeña, del 0,1%. Pero es que en la década que recoge el INE no se produjo nunca una oscilación así. De hecho, entre los años 2002 y 2009, los alquileres en Galicia acumularon subidas anuales de entre el 2,7% y el 4,9%, coincidiendo con el fin de la burbuja inmobiliaria.
De todas las autonomías, solo Asturias, Castilla y León y Cataluña mantienen esos incrementos tibios, pero aún en positivo, del valor de los arrendamientos, con Galicia en lo más alto. El resto del país se anotó rebajas casi todo el año pasado. En enero, la caída anual en Navarra llegó al 1,9%; al 1,7% en Madrid; un 1,5% en Extremadura; del 1,3% en Murcia; un 1,1% en Castilla-La Mancha; 0,7% en Andalucía; un 0,6% en Aragón y Canarias, un 0,5% en Baleares; y un 0,1% en Cantabria.
Las firmas inmobiliarias, en cambio, hablan abiertamente de recortes "leves" en los precios y recuerdan que este año se notará, y mucho, la posibilidad de desligar ya la actualización de los contratos del IPC. El arrendamiento medio en las provincias de A Coruña y Pontevedra cayó, según su patronal en la comunidad, un 4,2%, hasta un 5,3% en Lugo y un 2,8% en Ourense. El metro cuadrado en las ciudades de A Coruña y Vigo se sitúa en 5,75 euros; en 4,75 en Santiago; 4,7 en Pontevedra; 4,40 en Ourense; 4,25 euros en Lugo; y 4,10 en Ferrol.
"El momento de comenzar a posicionarse en el mercado inmobiliario está cada vez más cerca", dice la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, que constata una "estabilización de precios" en el sector "que se manifestará claramente en el segundo semestre de 2014" -especialmente en el centro de las ciudades, por la escasez de oferta- y "de forma más global" en 2015.
Aún así, los empresarios del sector asumen la "modificación radical" de la actividad y el punto de inflexión que supone la crisis. Fegein sostiene que 2013 fue el ejemplo y que las inmobiliarias han podido "reciclarse y adaptarse" a "las nuevas necesidades de los clientes". "Constatamos que la demanda de vivienda en alquiler cotiza al alza", apuntan. De ahí que el sector pronostique que en los próximos años el alquiler supondrá en Galicia el 20% de la tenencia de una vivienda, ahora por debajo del 10%.
El presidente de las inmobiliarias gallegas asegura que los datos del INE le merecen "toda la credibilidad", pero en este caso no está de acuerdo. "Nosotros estamos en el día a día del negocio y los precios bajaron levemente", asegura Benito Iglesias, que destaca que la radiografía social es otra bien distinta a la de antes de la crisis y que, más allá de que el camino hacia la extensión del alquiler pueda gustar o no, "es lo que hay".
Hay dos motivaciones fundamentales que lo explican. Desde el punto de vista del propietario de la vivienda. Sin apenas ventas en el mercado, o pone el inmueble en alquiler "o debe asumir unos costes anuales de entre 1.500 y 2.000 euros" por los recibos mínimos y la comunidad. Del otro está el inquilino, con problemas para acceder a una hipoteca por falta de crédito o ingresos suficientes. "La ratio de búsqueda de hoy es el precio -asegura Iglesias-. Antes el cliente lo primero que preguntaba era si el piso tenía muebles más o menos modernos, la ubicación con respecto al trabajo, si estaba céntrico, si tenía plaza de garaje, pero ahora la prioridad es si puede pagarlo, lo que le va a costar".
Piso de tres habitaciones, semicéntrico, en las grandes ciudades de Galicia. "Lo que antes podría costar 600 euros hoy son 450", ejemplifica el presidente de Fegein. "Probablemente la compra ahora va a perfiles muy determinados -continúa-. De trabajadores de empresas muy estables, funcionarios, y en muchos casos, con la petición igualmente de avales". Por esa misma razón, la búsqueda de tranquilidad, Iglesias asegura que muchos arrendatarios optaron por aligerar el peso del contrato en sus arrendadores, por abaratarlo "para, si están contentos y cobran al día, evitar tener que buscar otro". "Eso también influyó en que los precios bajasen", afirma.
Las encuestas reflejan habitualmente la preferencia del gallego por comprar que por alquilar. "Nueve de cada diez", como recuerda Iglesias. "Pero en los últimos tres años esto está cambiando. No es que el modelo vaya a cambiar, es que ya cambió. Es la clave de los próximos diez años", reitera.
Fuente: La opinión de A Coruña