03 Feb 2014 | 10:09h
Hoy se abren los dos tramos pendientes de la autovía A-8 en Galicia
Hoy será un día histórico para las infraestructuras en Galicia. Con la apertura de los dos últimos tramos pendientes (Mondoñedo-Lindín y Lindín-Careira), la A-8 estará concluida en la comunidad; un sueño que se inició en marzo del 2004, cuando, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, Manuel Fraga y el ministro Francisco Álvarez-Cascos pusieron la primera piedra de la A-8 en Galicia en una finca, la única que se había expropiado, de Ribadeo. El primer tramo, Ribadeo-Reinante, se abriría tres años después, diez kilómetros con los que el sueño de la autovía duraba apenas cinco minutos, los necesarios para recorrerlo. Casi una década después, desde mañana se podrá circular ininterrumpidamente por autovía de A Coruña a la frontera con Cantabria.
La apertura de los dos últimos tramos de la autovía del Cantábrico en Galicia apenas acortará el viaje en dos kilómetros. De Arroxo (Lourenzá), inicio del tramo Mondoñedo-Lindín, a A Xesta (Abadín), final del Lindín-Careira, hay ahora 18 kilómetros, que se recorren por la N-634. Por autovía serán 16; se ganará en tiempo y seguridad, pero sobre todo se superarán las incomodidades del último tapón en la conexión por carretera de Galicia con Asturias y el resto de la cornisa cantábrica.
Esos 18 kilómetros presentan un firme deteriorado en algunos puntos, sobre todo en la subida de Mondoñedo a A Xesta. Ahí se aprecia uno de los contrastes del tramo: en la primera parte, unos seis kilómetros, un tercer carril da fluidez al tráfico; en la segunda, unos cinco kilómetros, su falta causa un cuello de botella.
Fuente: La Voz de Galicia